Entre aviones privados, autos de altísima gama y declaraciones que incomodan al poder, Brenda Biya —hija del presidente de Camerún, Paul Biya— se convirtió en una figura tan exuberante como controvertida. La joven de 27 años, criada entre privilegios extremos, alterna muestras públicas de afecto hacia su padre con duros cuestionamientos a su gestión y a su permanencia en el poder, que ya supera las cuatro décadas.
La hija del mandatario camerunés, quien a sus 92 años es el presidente en ejercicio más anciano del mundo, nació literalmente en un palacio: la residencia presidencial conocida como el “Palacio de la Unidad”, en Yaundé. Sin embargo, su vida está muy lejos de la política. Brenda se volcó al rap, las redes sociales y la vida de influencer, desde donde exhibe un estilo marcado por la ostentación.
Entre diamantes, jets y polémicas públicas
Educada en colegios internacionales de Suiza y Estados Unidos, Brenda creció rodeada de lujos. Una de sus primeras controversias estalló cuando, durante un viaje en California, denunció un episodio de discriminación… pero reveló que el viaje en taxi le había costado 400 dólares. La cifra desató la indignación de usuarios que contrastaron sus gastos con la situación social de Camerún, uno de los países más pobres y señalados por altos índices de corrupción, según Transparencia Internacional.
En redes, la joven suele mostrarse con relojes de diamantes, autos como Rolls-Royce y paisajes de Dubái. Incluso abrió una boutique de pelucas y productos capilares en Beverly Hills, “Bree Culture Inc”, un negocio que lanzó en plena pandemia.
Arte, música y amores prohibidos
Bajo el nombre artístico “King Nasty”, Brenda también incursionó en el rap, combinando música con ilustración digital para crear sus propios videoclips. Sus letras y su estética suelen reflejar la dualidad entre una vida de excesos y cierta crítica a su entorno familiar.
En 2024 protagonizó uno de los capítulos más resonantes de su historia personal: publicó en redes sociales una foto besando a su novia, la modelo brasileña Layyons Valença. El gesto fue un desafío directo a la legislación camerunesa, que criminaliza la homosexualidad con penas de hasta cinco años de cárcel.
“Quiero que el mundo sepa quién soy”, dijo entonces a Le Parisien. Pese al riesgo, Brenda afirmó que buscaba dar un mensaje de esperanza a quienes atraviesan discriminación similar en su país.
Una relación ambigua con el poder
Aunque hoy mantiene distancia de su familia, la joven no siempre fue crítica. En 2023 había compartido una imagen de su padre con un mensaje cariñoso: “Mi todo, mi rey, mi papi”. Sin embargo, más tarde expresó abiertamente que no deseaba que Paul Biya continuara en el poder, en especial tras vivir episodios que calificó como “malos tratos” dentro del entorno presidencial.
El régimen de Biya, en el poder desde 1982, enfrenta acusaciones de represión y estancamiento económico. Pero los problemas estructurales del país contrastan con la vida de lujo que su hija muestra en sus redes, donde continúa cultivando una imagen que mezcla glamour, desafío y una cuota de contradicción.